Los hombres de antes no usaban gomina.
Señora: Si ha notado últimamente comportamientos extraños en su marido, tales como tardar mas de una hora para ducharse, limar sus uñas, arrebatarle el frasco de crema antivejez, o pedirle que cuando usted saque el turno en la peluquería le reserve uno para él, (y si es posible con “Hector” el coiffeur experto en reflejos); no se asuste, su gran macho argentino se ha convertido en un metrosexual.
Así es la cuestión: Los hombres están invadiendo el terreno de la belleza que tanto veníamos preservando las mujeres. Ahora ellos también se cuidan, se hacen tratamientos estéticos y se compran productos de belleza.
¿Puede ser posible que conquisten nuestro espacio más íntimo?
Ahora van al gimnasio para mejorar su silueta, toman cama solar, se compran la mejor ropa, leen revistas de moda y hasta sufren el martirio de dejarse meter una gorra al estilo Esther Williams para hacerse los claritos. Y esto es un fenómeno mundial: Brad Pitt confesó que se depila todo el cuerpo, y el futbolista David Beckham es más conocido por tener las uñas esculpidas que por sus gambetas. Y usted se preguntara: ¿Dónde quedaron aquellos viriles machos de las décadas anteriores? García Satur, cuando interpretaba a Rolando Rivas no se depilaba ni los pelos del ombligo. Y el “Conejo” Tarantini tenía mas callos en la mano que Pedro Picapiedras.
Y ¿si esto es sólo el comienzo? ¿Y si los hombres intentan imitarnos en todo? ¿Se imagina cómo cambiaría su vida de pareja? Cierre los ojos y comience a soñar:
-Ya no tendría que escucharlo quejarse por lo que usted gasta en el shopping por que los dos gastarían a la par.
-Se harían un lifting y una lipoaspiración juntos con una promoción de “2 x 1”.
-Usted, por fín podría tener un tema de conversación con los amigotes de él, por que ahora, en vez de escucharlos hablar de fútbol, criticarían juntos el peinado del Príncipe Felipe y la Princesa Letizia.
Pero no exageremos, señora, abra los ojos por que los hombres no van a llegar a tanto: El macho argentino se está preocupando sólo por su imagen y no piensa modificar su conducta. Así que vaya preparándole a su marido un espacio para que él ponga sus cremas en el botiquín, acostúmbrese a compartir la planchita y los ruleros, y vaya comprando un juego doble de limas para uñas; por que los metrosexuales nos han invadido y el hombre de hoy, ya no es feo como el oso: ahora, mientras más lindo: ¡mas hermoso!