¿POR QUE A LAS MUJERES NOS GUSTA EL IMPOSIBLE?

¿Por qué nos gusta ese que te conoce en un pub y te dice apenas te ve: “Me enamoré de vos,” y una se lo cree, aunque en el fondo sabe que es la número 14 a la que le repite la misma frase mientras le está echando el ojo a la señora que reparte el papel higiénico en el baño.

¿Por qué nos gusta ese que te dice, “Martita, vos me encantás pero vengo de una relación que me hizo sufrir mucho, vayamos de a poco” justo cinco minutos después de haberte prometido amor eterno en el mejor momento de exaltación sexual.

¿Por qué nos gusta ese que para largarte siempre te dice: “Negrita, estoy confundido, mi vida es un caos, tomémonos un tiempo, mientras vos te creés que podés recuperarlo memorizándote los consejos de la revista Cosmopolitan”, de como enamorar y retener a un hombre estresado.

¿Por qué nos gusta el eternamente casado que nos promete desde hace un par de años que la va dejar y dice: ”Bancame un par de días más, que en cuanto nazca el cuarto de los varoncitos te prometo que la dejo", mientras en ese preciso momento a vos te cae la ficha y pensás... ¿este turro no me había dicho que a su mujer no la tocaba ni con un palo?

¿Por qué nos gusta ese langa que, mientras te dice que sos una mujer increíble, no te saca los ojos del escote y está mirando a cada rato el reloj porque le queda poco tiempo para concretar, o ese que mientras te besa en el cuello te susurra al oído lo bien que oles con ese perfume justo ese día en que saliste apurada y ni siquiera te pusiste desodorante a bolilla.

¿Por qué nos gusta ese que nos toma para el churrete, el que te saluda con una mano bien puesta en el medio del culo y encima te dice: "Martita, nos estamos ensanchando, a ver si largamos un poco los postres", mientras vos pensás qué pérdida de tiempo y gasto al pedo fueron las 200 sesiones de electroestimulación de glúteos.

La mayoría de las mujeres tenemos un poquito del alma de “Susanita” y sin embargo nos atrae este prototipo masculino imposible de domar. No le damos cabida al bonachón, al facilongo, nos gusta sufrir y después nos quejamos de nuestra mala elección. Algo de razón deben tener ustedes, los hombres, cuando dicen que las mujeres somos una eternas “inconformistas”, para ser mas claras, unas eternas “GATAS FLORAS”.