El sexo femenino es infiel desde la época de las cavernas, tanto o más que los hombres, solo que en la mayoría de los casos, ELLAS no son descubiertas. Cuando lo hacen es porque así lo planearon. En cambio ellos, por más estrategias y artimañas que utilicen para tapar su infidelidad, no pueden ocultarlo. Se les nota en cada gesto, en cada acción.
En lo que ambos sexos se diferencian es que la mujer a la hora de engañar piensa primero con una cabeza (la única que posee) ultimando hasta los mas mínimos detalles a la hora del engaño. Los hombres solo programan una sola cabeza que por cierto nunca piensa, solo actúa y, generalmente, las que mas rápido lo hacen son catalogadas como “precoces”. Hoy en día los llamados ”hombres cornudos” son los últimos en enterarse, porque no quieren ver lo que tienen frente a sus ojos, o simplemente porque su pareja lo oculta muy bien.
Roberto es el caso típico del mujeriego que cuando se enamora da todo por su pareja. Después de salir casi tres años, la novia le propone mudarse a su departamento prometiéndole amor eterno. Ella, profesora de danzas clasicas, después de solo tres meses de convivencia decidió tomarse un tiempo porque estaba confundida, la confusión no era otra cosa que la culpa por los cuernos que le estaba metiendo con un integrante de su valet que, para mayor sorpresa de Roberto, el bailarín no era gay como suponía.
Pero ahí no termina el engaño. Como las mujeres necesitan que se piense muy bien de ellas, no sueltan al pobre cornudo, sino que lo engañan llorando y diciendo que no saben los que les pasa, y rogándoles que por favor no piensen mal de ellas, con lo cual el infeliz cornudo, sigue esperando a que su tan puritana mujer recapacite.
Hasta dónde llega la culpa que él piensa que ella está enferma, que necesita un psicólogo, y que macho es que hasta la comprende. ¡¡¡¡¡Machos no se engañen!!!!!, los cuernos de mujeres son cuernos, no enfermedades, si quieren perdonar que sea porque así lo desean, nada más. Ellas disfrutan el engaño, son culpables y es lógico que corran con las consecuencias.
Consejo sano: no se dejen empaquetar.
3 comentarios:
Hay preguntas que no se hacen porque simplemente no tienen respuesta
Pobre Roberto! Conocí un Roberto. Gran tipo. Las cornudas muchas veces se pierden de los Robertos y terminan cayendo en las manos de Manuel, que es el que las cuernea, pero invariablemente vuelven con él.
Mk
XD... y es verdad todas cornean... es demasiado dificil complacerlas... lo mejor un travesti
Publicar un comentario